La Edad del Vicio, de Deepti Kapoor.

La Edad del Vicio, Deepti Kapoor. Alfaguara.

Esta novela nos ofrece un thriller en el que se nos muestra con toda su crudeza la violencia social y económica de un país tan desmesurado para nosotros, como es la India de nuestros días. A partir del relato de las peripecias de tres personajes, conocemos de la realidad, en sus singulares usos y costumbres, de la vida en la India, y sobre todo de las prácticas de las grandes corporaciones que mezclan poder político y social con grandes intereses económicos, y que en su desempeño, no tienen el menor problema de echar mano de métodos delictivos extremadamente violentos.

Siempre bajo la ominosa presencia del clan Wadia, un importante grupo de poder económico, político y social, se nos relata la historia de tres personajes: Ajay, un hombre que fue recuperado de la más absoluta miseria, convirtiéndose en el factótum, criado y hombre para todo de uno de los miembros del clan; Neda Kapur, una joven periodista que es atrapada por la estela de riqueza y poder de ese mundo; y finalmente Sunny Wadia, heredero de ese pequeño imperio, que con sus contradicciones y gran carisma, sufrirá y hará sufrir a los que le rodean, el precio de asumir el poder.

Antes de entrar en el contenido de la novela, una advertencia. Estamos ante un mundo con una idiosincrasia propia, con unas reglas de convivencia muy distintas a los estándares sociopolíticos y económicos del mundo occidental. La violencia y la muerte tienen una presencia y una valoración distinta de la que es habitual por nuestros lares. De igual forma la miseria, el abuso y la muerte, tienen una presencia y un manejo, bien distintos a los nuestros. Pero si hasta ahora, parecía que desde Occidente había una supremacía moral sobre estos colectivos, nos vamos a enfrentar a una reivindicación de sus formas de vida, que en muchos casos, ignora, cuando no desprecia, la moral occidental.

La novela se inicia de forma explosiva y enigmática. En uno de los cinturones viales de Nueva Delhi, un coche de lujo se sale de la carretera, y provoca la muerte de unas cuantas personas que estaban durmiendo al lado de la misma. El conductor, aparentemente en shock, no da razón de sus hechos y acaba en la cárcel. Este impactante inicio, que nos recuerda un comienzo similar en la gran novela Mr. Mercedes del gran Stephen King, articula la narración, pues por una parte se nos relatará cómo se ha llegado a esta situación, y por otra, justificará el desenlace de la misma.

Como señalaba anteriormente, la novela se estructura alrededor de las peripecias de tres personajes.

El primero, y más importante, es Ajay. Un hombre que fue literalmente comprado en su infancia, debido a unos terribles hechos que asolaron a su pobrísima familia, y que queda como el gran servidor, el hombre que cuida a los demás, y que resulta el fiel y lúcido notario de los hechos que van aconteciendo.

Esta posición de siervo, se explica y justifica  …

«le complace complacer, le complace adelantarse a cualquier necesidad, no solo a las de mamá o papá, sino a las de todo el mundo, las de los otros trabajadores, las de los animales y los comerciantes. No es solo que le complazca, exactamente, en realidad se parece más a restañar una herida, a contener una marea, a ofrecer un sacrificio que repare el trauma de haber nacido. Pues prefiere no salirse de sus límites; esa es su fortaleza.»

Su devenir existencial le llevará a acabar como hombre de confianza y gran servidor de otro personaje fundamental de la novela, Sunny Wadia, y junto al mismo, disfrutará y sufrirá las mieles y hieles de estar en uno de los conglomerados de poder de la sociedad india.

Otro personaje muy importante en esta novela resulta la joven periodista Neda Kapur. Una joven de clase alta, que mientras trabaja en un diario haciendo el seguimiento de los desastres urbanísticos y sociales que asolan a la capital india, conoce y se ve abducida por la riqueza, el lujo y el poder de Sunny Wadia. Esta atracción desembocará en una relación muy estrecha, que explica la protagonista por ….

«¿Sabes lo que se siente teniendo poder? Poder de verdad. Estar de pronto al volante del poder y atravesar la ciudad como una exhalación, con los ojos bien abiertos, viéndolo todo, haciendo contacto visual con todo… Era embriagador. Cruzar la ciudad a toda velocidad, con el rugido del motor, y no tener miedo, y ver, poder ver, tal y como ve un hombre, poder mirar fijamente, sin apartar los ojos, Dios mío. No sé, quizá, como hombre, no puedas entenderlo. Tus miedos vienen de lo que haces, no de lo que se te niega.»

El tercer personaje, alrededor del cual giran las vidas de los dos anteriores, y buena parte de la narración, es Sunny Wadia. Este es el joven heredero del clan Wadia, lo que le permite disponer de un tren de vida principesco, pero también tendrá que insertarse en una organización, caracterizada por sus métodos violentos y brutales, como bien describe la joven periodista Neda Kapur ….

«Tu familia es sinónimo de violencia. Tu vida es pura violencia. Sois hombres violentos.»

Esta asunción de ciertos roles y prácticas propias de la organización familiar, le pondrá a este personaje en una situación muy desairada, pues sabe que asumir el rol de jefe del clan le llevará  en el fondo a vender su alma. Esta dura situación nos recuerda al Michael Corleone de la gran saga de El padrino, cuando tiene que decidir si se pone al frente de su familia mafiosa.

Hay un detalle muy interesante de la personalidad de este personaje, que es lo referido a cómo manejar su riqueza, y los problemas que ello le acarrea ….

«El dinero es una puta maldición, le decía Sunny. Eclipsa el trabajo duro. Antes, tenías que ser bueno o ingenioso o divertido. Interesante, inteligente. Tenías que dedicar tiempo a conocer a la gente. Te solidarizabas con ellos. Luego te haces rico. Y eso acaba con absolutamente todo. Todo el mundo es simpático contigo. Todo el mundo te quiere a su lado. Eres la persona más popular allí donde estés. Es tan fácil ser encantador cuando eres rico… Todos te ríen las gracias, siempre pendientes de cada palabra que sale de tu boca. Se te olvida y te crees que es por ti. Luego a veces vas a algún sitio y no gastas nada, y es tan triste, tan horrible volver a empezar desde cero, y se te ha olvidado cómo ganarte la confianza o el aprecio de alguien, y sabes que es más fácil tomar un par de atajos, así que al final sacas la pasta, los billetes, la pinza, la tarjeta y la emoción es aún más grande, porque no lo sabían, y ahora lo saben. Eres rico. Allí mandas tú. Te quieren. El dinero es una puta maldición.»

Junto con este joven delfín de una gran familia del poder, se nos relatarán las historias de algunos otros personajes fundamentales, como el padre, o el tío del protagonista, lo que unido a ciertos personajes del poder, nos ofrece una galería de los diversos modos de situarse y manejar el gran poder económico y social de la India.

Mientras se nos relatan las peripecias de los protagonistas, la autora nos va dejando pinceladas de la vida en la India actual, que van desde las terribles condiciones de las prisiones, la servil actitud de la prensa—vendida a los ricos especuladores y corruptos varios—, o la estratosférica distancia económica y en expectativas de vida, entre los pobres realojados y los millonarios especuladores.

Y hay una curiosa visión de la vida en las grandes ciudades, que para los pobres no resulta nada halagüeña ….

«La ciudad es mala, dicen, está llena de estafadores, delincuentes, es fea y sucia, no tiene nada bueno, aquí solo les va bien a los ricos, los demás lo pasan mal.»

Un aspecto que señalaba anteriormente, y que no se debe perder de vista en ningún momento, es que la autora hace un fresco lúcido y despiadado de una situación, y cuando la cuestiona no echa mano de la moralidad occidental. En la India hay todo un fenómeno de valorar su propia vía de progreso  y desarrollo social—lo cual no quita que se planteen importantes críticas—, y no se echa mano de la moralidad occidental, que se cuestiona. Este fenómeno lo estamos viendo en otras novelas de la India, o del sudeste asiático, como vimos recientemente en Una infame conspiración en Bali, de Shamini Flint, donde criticándose ciertos usos de los países donde se desarrollan las novelas, no por ello echan mano de la cultura y moral occidental.

Esta actitud queda meridianamente clara en la respuesta que uno de los protagonistas le espeta a una muy concienciada mochilera española en un pueblo del norte de la India ….

«—Señora, no nos hable de nuestra cultura —contesta—. No somos ni animales del zoo expuestos para su deleite ni los nativos sonrientes que necesita para completar su iluminación espiritual. La sencillez y la honestidad que cree conocer son sus propios ojos engañando a su cerebro. Ni ve ni oye.

Y a ese tipo —dice, señalando al dueño— le importa una mierda si traemos comida de otro sitio. Le pagamos por ese privilegio. Si hablara nuestro idioma, lo sabría. Si conociera nuestra cultura, sabría que el respeto es una valiosa moneda de cambio, pero, al final, el dinero manda. Y, por último, a ver si le queda claro: la India es nuestro país, no el suyo. Ustedes son meros invitados. Somos magníficos anfitriones, pero no nos falte al respeto en nuestra casa.»

Esta novela trata aspectos de la vida india que ya hemos visto en novelas recientes o más pretéritas. Así la descripción de la dura vida de los pobres de la gran ciudad, ya la vimos en Los detectives de la línea morada, de Deepa Annapara, pero también los usos y costumbres de las clases adineradas, se nos relataron en Cómo secuestrar a un rico, de Rahul Raina y el espíritu crítico ante la dominación occidental, y especialmente la británica, aparecen en El hombre de Calcuta y Los príncipes de Sambalpur, del gran escritor Abir Mukherjee, que situando sus historias hace cien años, nos hace una reescritura de la vida de la India, desde el punto de vista de sus habitantes, y no desde el de los colonizadores europeos.

El noir indio ha sido una rica fuente de fantásticas novelas que van desde los brillantes relatos de enigma de Saradindu Bandyopadhyay, que nos propuso a su fantástico personaje Byomkesh Bakshi en libros como El veneno de la tarántula o Las púas del puercoespín. También se han escrito estremecedoras novelas negras como la impactante Tigre Blanco, de Aravind Adiga, o se han propuesto grandes y ricas historias corales como Seis sospechosos, de Vikas Swarup, pero también  enormes novelas policiales como Juegos sagrados, de Vikram Chandra.

No les extrañe que les recomendemos encarecidamente esta gran novela, de una escritora india a la que no conocíamos—y eso que desde hace unos años vive en Portugal—, que nos ofrece una brutal novela negra, cuya descarnada lucidez, se puede condensar en esta fatalista reflexión de uno de sus personajes: 

«solo recuerda que nada cambiará, que estamos en la Kali Yuga, la Edad de la Perdición, la Edad del Vicio. Las personas de la carretera seguirán muertas. El bebé seguirá sin nacer. Los Gautam de este mundo prosperarán. Los Ajay de este mundo siempre serán el chivo expiatorio. ¿Y Sunny? No lo sé. Ya no sé nada. La rueda seguirá girando hacia la disolución que nos engullirá a todos.»

José María Sánchez Pardo

Y como fondo musical ahí les dejamos Choli Ke Peeche Kya Hai, que aparece en uno de los momentos más tumultuosos de la narración

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