Una infame conspiración en Bali, de Shamini Flint.

Una infame conspiración en Bali, Shamini Flint. Amok ediciones.

2002. Tras un terrible atentado terrorista islámico en la isla de Bali, es requerido apoyo internacional para investigar y detener a los responsables de esta masacre. El gobierno de Singapur envía a uno de sus investigadores criminales más eficientes, el inspector Singh. Pero esta colaboración policial es un tanto atípica, pues Singh es un gran sabueso criminal en lo referente a asesinatos, pero no tiene ni idea de terrorismo, y además es enviado a Bali, más para quitárselo de encima que como apoyo a las investigaciones.

En esta desairada situación se inicia la novela, con un Singh bastante molesto y desorientado.

Pero la aparición de unos restos humanos que indican la perpetración de un asesinato previo al atentado, ponen a este singular investigador en marcha, con un objetivo mucho más definido. Eso sí, ha de bregar con la presencia de Bronwyn Taylor, una compañera de la policía australiana que le imponen, y para la que esta misión también es algo muy nuevo.

El asunto fundamental de la novela será el del terrorismo islámico en el sureste asiático. Del mismo se abordan desde aspectos personales, al intento de comprensión de las motivaciones que llevan a la inmolación de los terroristas suicidas, y señalando de paso lo difícil de la investigación y prevención de este fenómeno.

Se destaca la obediencia que muestran tanto hombres como mujeres a sus líderes y familiares, señalando de igual forma la feroz distinción entre creyentes y no creyentes …

«Para ella era natural hablar de «ellos» y «nosotros», el lenguaje de la exclusión y la pertenencia. En su entorno y su vida cotidiana, lo habitual era referirse a los que no son musulmanes como «infieles» para degradarlos a dimensiones infrahumanas.»

Impresiona de igual forma cómo esta exclusión también abarca a los musulmanes que no están de acuerdo con los métodos terroristas….

«—Debes recordar, Yusuf, que los musulmanes que no están comprometidos con la yihad como está escrito en el Libro Sagrado también son infieles.»

Sorprende el tema de la obsesión con la lujuria presuntamente desbordada de los varones, que consiente una feroz deriva que sostiene unas férreas costumbres de trato social y personal, así como de vestimenta, lo que les lleva a una desbordada repugnancia ante el contacto físico y las costumbres de hombres y mujeres tanto las de los occidentales como las de los indonesios.

Impresiona el acatamiento ante los que se considera superiores, así como la violencia que los mismos pueden desplegar sobre sus acólitos.

Hay un momento en la novela que impacta, cuando se describe las sensaciones asociadas al hecho de llevar a cabo un atentado terrorista que puede significar la muerte de muchas personas. Así se describe las sensaciones de un terrorista a punto de llevar a cabo un sanguinario atentado …

«… sintió una fría y agradable descarga de adrenalina recorriendo sus venas. Cerró los ojos y saboreó la sensación de hormigueo que le recorría la columna. Era como si Alá estuviera inyectándole valor directamente en el cuerpo. Se sentía fuerte y capacitado.»

Pero la novela no es un documental sobre el terrorismo islámico, sino que todo esto aparece mientras se nos relatan las cuitas de una pequeña célula terrorista, compuesta por los miembros de una familia y algún personaje periférico. Se nos relatan las tensiones personales, y las diversas formas de manejar la tensión y la responsabilidad ante su actuación como terroristas, pero también en cuanto a su firmeza, y dudas, en el seguimiento de los presuntos preceptos religiosos. No se pierdan al personaje femenino del grupo, en el que se centrarán las dudas y contradicciones de este modelo sociocultural que a partir de una peculiar lectura del Corán, deja en un lugar muy pobre a todo el colectivo de las mujeres. Esta reflexión también apareció en la primera entrega de la serie del inspector Singh, Un peculiar asesinato malayo.

También se describen los mecanismos de control y motivación de los terroristas suicidas, así como lo difícil que es prevenir sus actuaciones …

«Siendo policía, sabía lo fácil que era preparar un atentado como el de Bali: mientras hubiera hombres jóvenes, y quizá mujeres, adoctrinados en la filosofía yihadista desde pequeños en las madrasas y los pesantren, solo hacía falta reunir los materiales y fabricar una bomba.»

Con esta dificultad se encuentra el protagonista que tendrá que alterar su método habitual de investigación …, mostrándonos las diferencias entre terrorismo y asesinato común.

«No era una búsqueda personalizada porque la furia de un terrorista no tenía un objetivo concreto, no le importaba a quién mataba. El método habitual de estudiar la vida de la víctima para localizar al asesino no servía de nada. Esa era su especialidad, dejar hablar a los muertos, pensó Singh. Pero los muertos del atentado de Bali no conocían a sus asesinos y no tenían nada que decir sobre ellos.»

La conducción de la novela queda a cargo de su protagonista, el inspector Singh, un singular detective de la policía de Singapur, con un gran historial en la resolución de casos de asesinato, pero con fama de hombre huraño, lo que le está distanciando de sus superiores, que se lo quieren quitar de encima, y al que conocimos en otra misión fuera de su demarcación, Un peculiar asesinato malayo, donde tuvo que investigar la muerte de un poderoso empresario en Kuala Lumpur, la capital de Malasia.

En esta ocasión, es enviado a Bali, para participar en las tareas de localización de los terroristas que han asolado la isla con un terrible atentado. Pero Singh es un sabueso de asesinatos, no de terroristas, y hasta que no le es encargado la resolución de un asesinato dentro del propio atentado, se siente bastante perdido.

Además, ni su aspecto, bajito y bastante gordo, ni su vestimenta—siempre calzado con deportivas blancas y cubierto con un turbante blanco, propio de su ascendencia sij, lo cual provocará buen número de conflictos, pues lo confundirán con un musulmán—, le creará una imagen alejada de lo que se considera un policía moderno y eficiente.

Es muy importante su actitud ante sospechosos y testigos, a los que tratará sin piedad, siempre con el objetivo de extraer toda la información que precisa para las investigaciones, aunque deje malestar y dolor a su paso.

Es un policía que respeta poco los procedimientos policiales, y así veremos cómo ….

«Singh pensó que Bronwyn iba a tener que morderse la lengua sobre las buenas prácticas policiales y las libertades civiles de los idiotas como Greg Howard. Por su parte, si las reglas reducían sus posibilidades de resolver un caso, lo lógico era reescribir las reglas o tirar el reglamento. Para Singh, las libertades del individuo eran solo una herramienta para hacer presión, algo que él podía otorgar, y no le importaba saltárselas cuando le convenía.»

Pero este huraño e irónico policía nos da una clase magistral de trabajo detectivesco en su acercamiento a la víctima, como gran fuente para resolver asesinatos ….

«Para encontrar a un asesino, casi hay que ignorar el hecho de que la víctima está muerta. Tienes que entender su vida, sus relaciones y qué clase de persona era: sus rasgos de personalidad, quiénes eran sus amigos y enemigos… Cuando sabes todo lo que hay que saber sobre alguien, si luego aparece muerto, puedes llegar a deducir quién lo mató.»

«en todos los crímenes que había investigado la víctima y el asesino tenían un vínculo personal, Fuera cual fuese el motivo —despecho, codicia o ira— siempre había algún tipo de conexión entre ambos. Muchas veces la intención del crimen era acabar con esa relación, aunque solía tener el efecto contrario: el asesino terminaba atado a su víctima para siempre.»

Y nos sorprende cuando nos explica su concepción de cómo y por qué se mata …

«—Me refiero al homicidio premeditado. En un ataque de ira, en defensa propia, para proteger a los que amamos… todos seríamos capaces de matar a otro ser humano. Pero planearlo, pensarlo y decidir a sangre fría que el asesinato es lo más conveniente dada la situación… Creo que muy poca gente podría hacerlo —dijo Singh.

—Inspector Singh, ¡es usted un romántico!

El policía miró con mala cara a la sonriente australiana.

—¿Por qué dice eso?

—Porque anda por ahí con cara de mal humor cazando asesinos pero está convencido de la bondad intrínseca de la naturaleza humana.»

Ya en esta cita aparece el personaje de su compañera Bronwyn Taylor, que  es miembro de la AFP, la Policía Federal Australiana, y con la que tiene sus más y sus menos a lo largo de la novela ….

«Esa mujer era tan cargante como una reunión con sus parientes sijs —siempre regañándole por sus malos hábitos»

«Bronwyn era buena gente, pensó el inspector, aunque demasiado corpulenta y testaruda para que él se sintiera totalmente a gusto.»

Pues el protagonista en el fondo prefiere …

«él prefería que sus asistentes fuesen tímidos, callados y competentes, y el alegre entusiasmo de Bronwyn Taylor le daba ganas de tumbarse a oscuras con una toalla mojada sobre los ojos.»

Esta presencia de un protagonista varón del sudeste asiático y una policía occidental, ya fue usado en las novelas de John Burdett, con la no fácil interacción entre la agente especial del FBI, Kimberley Jones, y el inspector tailandés Sonchai Jitpleecheep.

No se pierdan el feroz retrato de cierta burguesía anglosajona que aparecerá a lo largo de la novela, y su despiadado análisis de usos y costumbres. Esa feroz mirada hacia lo occidental será mucho más comprensiva ante los singulares comportamientos de los balineses, tanto entre la gente del común, como entre sus fuerzas de seguridad. Sobre todo le impresiona al protagonista su actitud ante la ley y el poder ….

«Singh ya había observado ese respeto que tienen los balineses por la autoridad; tendría que pedirle a Bronwyn —la experta en Bali—, que se lo explicara. No se mostraban intimidados, no parecía que fuese por miedo a la represión, era más bien una aceptación natural de la jerarquía social balinesa y del lugar que ocupa cada uno en esa estructura.»

Con todos estos mimbres, esta gran autora de Singapur nos ofrece una gran novela de intriga criminal, con un personaje muy especial, que es capaz de mostrarnos desde una mirada muy lúcida, las realidades más turbulentas del sudeste asiático, como ya nos ofreció el británico Colin Cotterill, donde en El almuerzo del forense, nos mostró la realidad laosiana a través de su gran protagonista, el forense Siri Paiboun. Pero no se crean que estas son novelas sólo llenas de tipismo. Tienen una sustancia muy especial, pues nos traen la mirada y la actitud vital de unas sociedades demográfica y económicamente muy potentes, que tienen mucho que decir, al a menudo ensimismado mundo occidental.

José María Sánchez Pardo

P.D. Para ambientar esta historia criminal en Bali, qué mejor que una muestra de la música del lugar …

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