Cómo secuestrar a un rico, de Rahul Raina.

Cómo secuestrar a un rico, Rahul Raina. Temas de hoy.

La novela nos relata la vida y peripecias por las que pasa su protagonista, el joven indio Ramesh Kumar, que, debido a su singular ocupación—la de presentarse en lugar de los hijos de ricos en los exámenes All Indias, algo así como la selectividad española, que permite acceder a los mejores centros educativos de la India y fuera de la misma–, se hará representante de su último cliente, y juntos se introducirán en el mundo del famoseo y las celebrities, con episodios algunos de ellos bien siniestros.

La narración nos va alternando los sucesos del presente en el que se ve involucrado su protagonista, con la historia de este. Ramesh es un joven de Delhi, hijo de un hombre que regenta un puesto de té callejero. El padre es un auténtico tirano que le obligó a trabajar para él hasta los doce años, cuando Claire, una monja francesa, le anima y apoya a los estudios, pues ve en él un gran porvenir.

Gracias a su gran capacidad de trabajo y su brillantez, Ramesh termina trabajando en esa singular ocupación que es la de presentarse por otros en exámenes importantes. De esta actividad afirma:

«Permitimos que siga funcionando este mundo cruel. Estamos allí donde se otorgan becas Fulbright y se donan fondos para investigación, allí donde se conceden subvenciones. Somos las sirvientas de los morenos que quieren conquistar el mundo.»

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pues tiene clara la importancia de su actividad: «De mis pelotas han surgido gigantes de la industria.»

No se pierdan la negociación con los padres de su último cliente ….

«sus afiladas miradas centellean temblando de lujuria; todo muy pornográfico. Me proponen pagarme mucho menos de lo que pido, como si fuese la pueblerina que les limpia la casa y que no ha recibido un aumento en los últimos quince años, en lugar del hombre que tiene el futuro de sus hijos en sus manos.»

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y es curiosa la cita a otros que se ocupan de lo mismo en China …

«Mi única competencia real son los chinos. Tiene que haber miles de tipos como yo allí, dándole un empujón a las carreras de los gordos hijos de los oficiales comunistas, siempre temiendo recibir un tiro en la nuca o ser enviados a uno de esos campos de reeducación en los que encierran a los musulmanes; o, lo que es peor, temiendo ser enviados a montar iPhones en las fábricas de Shenzhen con las redes para los suicidas.

Joder, esos tipos sí saben cómo hacer trabajar a la gente. Son el futuro. Si los hijos de los ricos de Occidente o de la India fracasan, se convierten en emprendedores sociales. Pero ¿qué pasa con los hijos de los chinos? Si sus hijos fracasan, se convierten en comida.»

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Pese a sus orígenes humildes, y la descripción de la sociedad que le rodea, el protagonista tiene claro que: «esta no es una historia sobre pobreza. Esta es una historia sobre riqueza.»

Pues el protagonista afirma que está dispuesto a seguir: «esforzándose, vendiendo, sudando y, de repente, lo tuve claro: a partir del momento en que salí de ese lugar supe que nunca jamás volvería a ser como los de allí abajo.»

El otro gran personaje de la historia es Rudraksh Saxena, “Rudy”, el muchacho por el que se presenta a los exámenes, con gran éxito. La relación empieza de forma un tanto brusca, pues los dos jóvenes son bien distintos, y este desencuentro se inicia por el propio nombre del chico …

“Odié su nombre desde la primera vez que lo oí: Rudi. Rudraksh. El puto Rudraksh. ¿Quién le pone un nombre así a su hijo? Los blancos hippies de los sesenta. Suena al vástago de una estrella de cine, uno de esos niños adictos a Louis Vuitton con un millón de seguidores en Instagram. Suena a pegamento o a producto de limpieza para el hogar: fuerte, todopoderoso, el mejor aliado de las amas de casa, por tan solo cuarenta y nueve rupias.”

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Tras compartir múltiples peripecias, la actitud deRamesh hacia Rudy varía, llegando a decir sobre el chico …

“Allí sentado, también me puse a pensar en Rudi. Al parecer, lo del secuestro y la violencia había sacado a la luz el lado cuidador que había en mí. Al fin y al cabo, era su único amigo.

Era mi trabajo. Más que eso. Era mi vocación. Era mi manera de satisfacer el sanatana dharma, mi modo de salir del purgatorio, fuera de la vida que había construido para mí mismo, esa pequeña y solitaria vida sin sentido.

Necesitaba que él estuviese bien.”

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La novela nos va contando las diversas peripecias por las que pasan estos dos jóvenes. Pues es tal el éxito académico de Rudy que en lugar de dedicarse a los estudios se ve lanzado a una muy bien remunerada carrera dentro del famoseo y las celebrities. Los jóvenes se ven forzados a convivir, pues Rudy es bastante torpe, y Ramesh le hace de consejero y factótum para poder afrontar los múltiples acontecimientos en los que se ven involucrados.

El más importante de los mismos es la participación de Rudy en un programa concurso de conocimiento, lo que permite al autor ofrecernos un terrible documental de la falsedad del mundo de la televisión y especialmente de los programas concurso de preguntas.

Se habla de la falsedad de lo que sale por televisión, donde el protagonista es advertido de que …

“—La mitad de las personas que salen en las noticias son hijos o primos o amantes de algún famoso. Tienes que andarte con mucho cuidado con quién te metes. No les buscas las cosquillas a los ricos o a las personas bien conectadas sin salir mal.”

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Pues considera que el interés del público no se sostiene sobre lo veraz …

“La auténtica sinceridad aburre a la gente, pero la sinceridad que camina sobre la línea que separa lo verdadero de lo falso… El mundo se ha construido sobre ella.”

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Junto con el tema del poderoso atractivo de la visibilidad social, bien sea por redes sociales, o mediante la televisión, se hablará mucho de la codicia y el afán de riqueza, así como del postureo académico …

“Oberoi estaba la mar de orgulloso de su máster por la Universidad de Southern Illinois, «una institución muy prestigiosa». Nos encanta esa palabra. Prestigiosa. Todos los lugares de Estados Unidos son prestigiosos. Es muy importante que sean prestigiosos para los anuncios matrimoniales y las webs para citas, porque de otro modo ¿cómo conseguirían los desesperados padres colocar a sus peludos y desaseados hijos de treinta y dos años que trabajan en puestos empresariales de rango medio? Creo que es una especie de código en plan «Todo el mundo ha oído hablar de esto. ¿Tú no? Maldito palurdo».”

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Y en el país de las castas se nos muestra cómo el dinero y su obtención se convierte en el gran referente social …

“Los indios somos muy buenos calculando el valor de las propiedades. Es el modo más sencillo de saber quién es uno. Las castas no podían competir con los metros cuadrados. Las más dotadas para ello son las suegras, obviamente, pero todos tenemos un gen que sabe de ello.”

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Al introducirse ambos personajes en el mundo de la televisión se verán arrastrados a un carrusel de situaciones criminales, en las que los secuestros—de los que veremos diversas formas de los mismos—, mutilaciones, y enormes algaradas callejeras—sobre todo dirigidas por un nacionalismo que enarbola el odio al pakistaní—, hará tomar velocidad a una narración que en algunos momentos parece una superproducción de esa gran fábrica de sueños india que es Bollywood.

Nos sorprenderá el alto nivel de violencia cotidiana, tanto en las relaciones personales como sociales, que se ejemplifican en este caso …

“La India es el único país del mundo en el que basta poner a dos facciones de personas, en grupos de seis u ocho, en un programa de televisión, y hacer que se peleen hasta arrancarse la piel. Es nuestra gran contribución a la cultura mundial, eso y los temas bhangra que hacen sonar en las bodas de las blancas.”

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Especialmente duro es el autor en el relato del trato infligido a las mujeres en la sociedad india …

“Apreté los dientes y cerré los puños por debajo de la mesa. En la India de veinte años atrás, le habría dado un puñetazo y eso habría sido todo. Ahora teníamos un sentido occidental de la moral y de los procedimientos de quejas y no se hacía nada.

No sé cómo podía soportarlo. De ella, aprendí lo que realmente era la fuerza. De la pobreza podías escapar, con suerte y cerebro e insultando a todo lo que se moviese. Pero ser una mujer en este país… No era posible escapar de eso.”

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Como se habrán podido dar cuenta en los entrecomillados, el protagonista muestra un descreimiento ante buena parte de los actos humanos y sociales, que se refleja en una serie de opiniones muy desalentadoras sobre la condición y comportamiento de los seres humanos. En parte sería explicable por su dura y traumática infancia, pero veremos cómo este cínico personaje va creciendo, pese a las terribles pruebas por las que deberá pasar a lo largo de la narración. Eso sí, con una retranca y un cierto humor negro en la descripción de personajes y en la relación de los comportamientos sociales. Los retratos personales son duros y sus descripciones estereotípicas resultan a veces vitriólicas, dándonos una visión de la India y sus gentes, cuando menos, diferente  a lo habitual.

Entre los personajes de la narración destacan la historia del padre cruel y tirano, la de Claire, la monja francesa que logra encauzar su vida hacia el estudio o Priya, una productora de televisión con la que encuentra el amor.

Pero entre el gran número de personajes secundarios destaca el de la inspectora Bhatnagar, de la que cínicamente afirma:

«Ella era una de esas personas que creen a pies juntillas en la ley, uno de esos miembros de la Oficina Central totalmente incorruptibles, capaces de resistir la presión del Gobierno; algo tan infrecuente como tener unas elecciones sin votos falsificados. Increíble. Era una de esas personas inteligentes que no se han dado cuenta de que la ley es única y exclusivamente lo que los ricos quieren que sea.»

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Con todas estas historias y personajes el autor arma una narración vibrante, con impactantes interludios emotivos, en la que se alternan las atropelladas circunstancias en las que se ven involucrados nuestros protagonistas, con implacables y descorazonadoras descripciones de la sociedad india.

Cómo secuestrar a un rico se suma a otras grandes novelas indias que han aparecido este año, como El hombre de Calcuta, de Abir Mukherjee o Los detectives de la línea morada, de Deepa Annapara, y que siguen la estela de otras grandes novelas noir indias como Tigre Blanco, de Aravind Adiga; Seis sospechosos,de Vikas Swarup; Juegos sagrados, de Vikram Chandra.

Les recomendamos encarecidamente la lectura de esta magnífica novela que es capaz de divertir, intrigar y emocionar sin perder nunca un gran pulso narrativo con una acción desbordante.

José María Sánchez Pardo.