Un mayo funesto, de Alan Parks.

Un mayo funesto, Alan Parks. Tusquets

1974. El inspector Harry McCoy se va a ver envuelto en la resolución de tres casos criminales, sin aparente conexión,  que traen en jaque a la policía de Glasgow.

El primero es el asesinato de un grupo de mujeres y niñas en el incendio provocado de una peluquería. Este caso se complica, pues pese a haber detenido a los pirómanos rápidamente, estos son rescatados de la cárcel por una misteriosa organización. Y para colmo de males, los cadáveres torturados de estos pirómanos empiezan a aparecer por las calles de la gran urbe escocesa.

El segundo caso se refiere a la muerte violenta de Alistair Drummond, conocido en la ciudad como Ally el Sucio, un negociante de material pornográfico, que aparece muerto en unas circunstancias y un lugar sorprendentes.

Y el tercer caso se refiere al misterioso asesinato de una joven adolescente, que resulta especialmente complejo, pues de momento se hace más que difícil establecer su identidad.

McCoy tendrá que multiplicarse para poder dar luz a estos tres casos, mientras se va reponiendo de una úlcera sangrante que le mandó al hospital al final del caso anterior, y que tendrá que enfrentarse a dolorosos recuerdos de su infancia al reencontrarse con personajes muy importantes de su vida, y con situaciones muy sórdidas por las que tuvo que pasar.

La trama principal de la novela gira alrededor de las terribles muertes de cinco mujeres y niñas en una peluquería, por un incendio premeditado. Como señalaba anteriormente, los pirómanos, tres jóvenes adolescentes, son rápidamente detenidos. Pero la reacción popular es muy violenta, y se extienden altercados contra las fuerzas policiales exigiendo un linchamiento popular. Y en estas, en un traslado penal, los chicos son liberados por un grupo muy bien organizado. Pero los cadáveres de dos de ellos aparecen poco después con claros signos de tortura y violencia extrema. La búsqueda y liberación del tercero se convierte en una carrera en la que se ponen muy diversas trabas.

Este caso genera una situación muy compleja, pues la opinión pública exige el castigo de los culpables, y al darse la circunstancia de que hay quien está tomándose la justicia por su mano, el clamor popular es de que la policía no intervenga. Este hecho deriva en que entre parte de los cuerpos policiales hay quien se niega a participar en las investigaciones, por considerar que se está llevando adelante la justicia. Esto generará un dilema moral que recorrerá la novela, entre la bondad o necesidad de la justicia institucional, o la aplicación de una Justicia moral, dilema del que ya nos habló Manuel Valle en su entrada sobre Sherlock Holmes.

Pero, además, este caso presenta muchas zonas de sombra, pues no resultan claras las motivaciones y los intereses que hay detrás de toda esta situación. Veremos cómo sobre este terrible crimen planea la lucha feroz por el control del territorio entre diversas organizaciones criminales, capitaneadas por siniestros personajes como Johnny Smart o Dessie Caine.

En cuanto al segundo caso, el de la muerte violenta de Alistair Drummond, popularmente conocido como Ally el Sucio, obligará a nuestro protagonista a indagar en los muy diversos niveles que presenta el mundo de la pornografía, desde su distribución, la obtención de material, o ciertas derivas en las que puede abocarse.

Y el tercer caso es el de una joven adolescente sin identidad, que nos mostrará los complejos y peligrosos caminos en los que se pueden embarcar los chavales que por diversas razones se lanzan a vivir en las calles. Así veremos el atractivo de convertirse en malotes, en soldados de las grandes bandas del crimen organizado, o los sórdidos señuelos que atraen a chicos y chicas que se lanzan a vivir por su cuenta, por motivaciones bien distintas,  pero que les introducen en actividades inquietantes, cuando no directamente muy peligrosas.

Todos estos casos, resultan muy complejos de resolver, y más difíciles en la obtención de pruebas para lograr un castigo judicial. Eso llevará al protagonista a actuar en los límites de la ley—algo habitual en esta serie—, pero que en esta ocasión tendrá unos tintes especiales, pues conoceremos de las reacciones populares de linchamiento, e incluso rebeliones dentro de los cuerpos policiales, para evitar que los principios de la ley y justicia se lleven a cabo normalmente, y se deje en manos extrañas la venganza social ante terribles crímenes.

El McCoy que inicia esta novela está claramente desmejorado, pues acaba de salir de un largo ingreso hospitalario por una úlcera sangrante, y veremos de los esfuerzos, no siempre coronados por el éxito, para poder llevar una vida saludable, que no comprometa su actividad policial. No se alarmen los seguidores de este gran personaje: seguirá bebiendo, fumando y drogándose, eso sí, combinándolo con la ingesta reiterada de productos farmacéuticos para calmar sus dolores estomacales.

El protagonista siempre ha sido un hombre excesivo, y con una historia bastante triste, pero en esta entrega se nos dará noticia de algunos hechos terribles de su pasado, así como lo maltrecha de su historia familiar.

McCoy nos vuelve a dar un recital de gran sabueso, en el que echará mano de intuición, exhaustivo trabajo de campo, descaro en la obtención de testimonios y pruebas, y pocas dudas en el uso de la fuerza cuando no le quede más remedio.

Como en otras ocasiones, estará respaldado por el comisario Murray, que valora su capacidad como policía, pese a sus cuestionables métodos y contactos. Y no puede faltar su compañero, el buenazo de Watson, que de alguna manera le hace de conciencia.

La otra gran presencia, que acompaña al protagonista en esta entrega, y en toda la serie, es la de Steve Cooper, un viejo compañero de orfelinato, pero que está metido de hoz y coz en el mundo criminal, y que sin llegar a los niveles de poder de otros capos de Glasgow, conoce, se mueve y tiene intereses en las actividades delictivas de la que fue la segunda ciudad del Imperio británico. Cooper tampoco pasa por una buena época, pues se lame los efectos de una traición, y la compleja relación con un hijo que ha aparecido de repente.

Les recomendamos que estén muy atentos a todas las referencias sobre la paternidad que irán apareciendo en la novela: sus dificultades, el deseo de ser padres, los choques generacionales, y otros muchos aspectos de la no fácil relación paternofilial, irán apareciendo a lo largo de la novela, y tendrán su peso en las diversas tramas.

El escenario será la ciudad de Glasgow, en plena década de los setenta. Una ciudad bronca, violenta, llena de vida, y sin pelos en la lengua, muy lejos del estilo más aristocrático de la señorial Edimburgo. Conoceremos del genio de unos ciudadanos que sufren el profundo declive de la que fue gran urbe industrial del Imperio, pero que siguen siendo unas gentes orgullosas y jaraneras. Tampoco faltan terribles criminales o una policía con métodos bastante discutibles para los estándares de nuestros días. Las novelas de Parks nos recuerdan series noir muy famosas ambientadas en Glasgow, como la del detective Lennoxde Craig Russell, o la del policía Laidlaw firmada por el gran William Mcilvanney, de la que ya reseñamos Sólo la oscuridad.

Esta quinta entrega de la serie del inspector Harry McCoy, iniciada con Enero sangriento, tiene todos los ingredientes de una gran novela noir: intriga, investigación minuciosa, grandes personajes, y una acción trepidante. Y les adelantamos que tiene una resolución original e impactante.

José María Sánchez Pardo

y como fondo musical, en un garito de la novela suena atronadoramente este tema de Roxy Music ….

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